viernes, 15 de febrero de 2008

Si practicamos aunque forzadamente al principio la sonrisa o la risa estaremos obteniendo beneficios.



La sonrisa cambia el tono de voz y la imagen se torna agradable. Una sonrisa nos conduce al optimismo y crea en nosotros una disposición de ánimo que hace imposible toda irritación o impaciencia.

Los ojos de una persona que ríe destellan, las esquinas se arrugan, pero tanto el entrecejo como las mejillas se mantienen tirantes y lisos, los labios se separan y las comisuras de la boca se elevan, lo que da al rostro una expresión radiante.

Todos tenemos muchos momentos de alegría en nuestra vida, pero sepultados por el dolor y el sufrimiento. Podríamos tratar de llegar hasta ellos, encontrarlos y traerlos a la superficie.

No hay alegrías grandes y pequeñas, todas las alegrías son la misma alegría, pero la diferencia radica en la intensidad con que las sentimos y la profundidad con que las registramos.

LA ALEGRIA y su manifestación





...Detenernos por un momento y disfrutar de la naturaleza, es observarla y sentirla desde nuestro interior, por ejemplo, ver los árboles y descubrir la vida que existe en ellos, los pájaros escucharlos y descubrir el canto de uno o varios, al hacer esto nos conectamos con la alegría también.

Dejemos de correr tanto y veremos que las soluciones a nuestros problemas están mas cerca de lo que creemos.

Cuando nos permitimos experimentar la alegría nos proporciona un cuerpo sano, pensamientos, emociones, planes y metas armoniosas.

Tenemos muchísima alegría en nuestro ser, pero no la disfrutamos a causa de nuestra prisa.

Cualquier alegría que no asimilemos o disfrutemos. Cualquier alegría a la que determinados pensamiento o personas, o el entorno, golpeen y ataquen, se cristaliza y bloquea nuestra aura. Cuando los bloqueos de esa índole aumentan, eludimos todo cuanto pueda suscitar alegría que provenga de nuestro Centro.

La alegría debería ser en nuestra aura una corriente activa o una onda circulatoria. Esa onda es causa de salud, felicidad, energía, optimismo y entusiasmo.
Si permitimos que fluya, sin bloquearla o cristalizarla evitaremos diversos problemas. La tristeza, el pesar y la depresión suelen ser resultado de la alegría que esta bloqueada o aprisionada en nuestro organismo.





La tristeza, el pesar y la depresión suelen ser resultado de la alegría que esta bloqueada o aprisionada en nuestro organismo.

Tal vez conozcamos a alguien que sufrió la muerte o la perdida de un ser querido y haya entrado en una profunda depresión y apatía, durante mucho tiempo. Cuando la alegría se congela, suele helar también el corazón y la conciencia, por supuesto que hay medidas que podemos tomar para combatir esos momentos en los que se te va la alegría.
Cuando estemos alegres, aferrémonos a la alegría, degustémosla, inhalémosla y procuremos que desemboque en nuestra aura en nuestros nervios, valiéndonos de nuestra energía de la conciencia, o sea seamos consientes de esto. (paremos)

LIBÉRATE

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con SILVINA KLAUZEN www.riojavirtual.com.ar

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