viernes, 15 de febrero de 2008

Si practicamos aunque forzadamente al principio la sonrisa o la risa estaremos obteniendo beneficios.



La sonrisa cambia el tono de voz y la imagen se torna agradable. Una sonrisa nos conduce al optimismo y crea en nosotros una disposición de ánimo que hace imposible toda irritación o impaciencia.

Los ojos de una persona que ríe destellan, las esquinas se arrugan, pero tanto el entrecejo como las mejillas se mantienen tirantes y lisos, los labios se separan y las comisuras de la boca se elevan, lo que da al rostro una expresión radiante.

Todos tenemos muchos momentos de alegría en nuestra vida, pero sepultados por el dolor y el sufrimiento. Podríamos tratar de llegar hasta ellos, encontrarlos y traerlos a la superficie.

No hay alegrías grandes y pequeñas, todas las alegrías son la misma alegría, pero la diferencia radica en la intensidad con que las sentimos y la profundidad con que las registramos.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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LIBÉRATE

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