miércoles, 7 de noviembre de 2007

Mis maestros..."LOS NIÑOS"

A ellos no les importa que sus padres sean altos o bajos, delgados o gordos; no les importa el color de su piel, sus creencias religiosas o incluso que no tengan ninguna religión. Los aman incondicionalmente.

El poder del amor incondicional radica en su inocencia.

No saben del ayer o el mañana ni de la hora que es, sino que creen que este instante es el único tiempo que existe, que este instante es un tiempo para el amor.

Una parte de ellos les identifica como seres espirituales; iluminan cualquier lugar en el que se encuentran con la muy especial luz del amor que ellos encarnan. Saben que son la luz del mundo.

No necesitan palabras para comunicarse porque una parte de ellos sabe que la forma de comunicación más elevada en este mundo es la comunicación de amor de corazón a corazón, que siempre tiene lugar sin palabras.

Les enseñan a los padres a tener una paciencia que éstos ignoraban poseer, y esa paciencia infinita es una parte integral del amor incondicional.

Les enseñan a los padres el poder de la bondad y la ternura.

Les enseñan a los padres que nuestras mentes están siempre unidas y que podemos presentir lo que le está sucediendo al otro aun sin estar en el mismo lugar.

Saben de corazón que cuando uno da amor, éste siempre es recibido, y que dar es recibir.


Estas son algunas de las lecciones de amor incondicional que los recién nacidos les dan a sus padres. Los recién nacidos son magníficos maestros del amor incondicional porque no juzgan a sus padres sino que los aceptan enteramente, tal como son.

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con SILVINA KLAUZEN www.riojavirtual.com.ar

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