viernes, 3 de agosto de 2007

Soledad



Personalmente estoy convencida de que el peor de los sufrimientos es el de sentirse solos, no queridos, no amados.
El mayor de los sufrimientos consiste también en no tener a nadie, haber olvidado lo que es una relación íntima y verdaderamente humana, no saber qué significa ser querido, no tener una familia ni amigos.

A los ancianos les gusta que otros les escuchen.
En algunos países tenemos grupos de colaboradores cuya principal ocupación es escuchar.
Visitan determinados hogares, se sientan junto a ellos y dejan que hablen y hablen para darles la satisfacción de sentirse escuchados.
Los ancianos, ya digo, gustan de que se les escuche aunque muchas veces no tengan nada importante que decir (importante para los demás, está claro; no para ellos): hablan a veces de cosas ocurridas hace mucho tiempo.
Escuchar a alguien que no tiene quien le escuche es algo muy hermoso.

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LIBÉRATE

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con SILVINA KLAUZEN www.riojavirtual.com.ar

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