lunes, 11 de febrero de 2008

¿La falta de sexo produce estrés?

No es novedad que el agobio cotidiano y la vorágine en la que se sobrevive diariamente domina el apetito sexual. Una reciente investigación alemana le agrega malestar a la trama ya que se asegura que la falta de sexo genera estrés. Psicólogos de la Universidad germana de Gotinga han entrevistado a 31.868 hombres y mujeres. El 36 por ciento de los varones y el 35 por ciento de las féminas que mantienen relaciones íntimas se concentran en el campo laboral y en otras actividades para olvidar frustraciones y para ocupar sus vidas. Más de la mitad de los encuestados afirmó que mantienen relaciones solamente una vez a la semana.

La realidad se convierte en un círculo vicioso del cual es complejo librarse ya que
no tener sexo provoca estrés, pero no se tiene sexo a raíz de la tensión diaria. “A menor cantidad de sexo, más ocupaciones. Más se llenan las agendas con actividades que imposibilitan el encuentro. Hombres y mujeres agotan sus energías en otras actividades y cuando llegan a sus hogares lo único que quieren es acostarse, sí, pero a dormir”, razona el sexólogo chileno Jaime Navarro Vargas, quien ha sido entrevistado especialmente ya que también ha hecho una reciente investigación privada acerca de la apatía sexual, que le ha llevado varios años de estudio y que ha arrojado cifras alarmantes en Chile. “El síndrome del deseo sexual inhibido es un mal extendido en todo el mundo porque se relaciona directa y casi únicamente con el estilo de vida que se lleva que es inhumano y mortal. Dejando de lado los posibles problemas físicos que una persona pueda llegar a tener para no querer o no poder hacer el amor, es inimaginable y lamentable lo que está pasando con personas absolutamente sanas que se abstienen de tener sexo por tener que cumplir con obligaciones que exigen toda la concentración”, continúa explicando. De las ocho mil parejas chilenas, de edades que oscilan entre los 21 y 45 años que fueron indagadas, el cuarenta y ocho por ciento de las mujeres aseguraron que no mantienen relaciones sexuales ya que cuando llegan a sus hogares están cansadas, deben atender los quehaceres domésticos y lo único que pretenden es descansar. Las cifras masculinas también resultaron sorprendentes ya que el cuarenta y tres por ciento de los interrogados manifestaron que el deseo sexual solamente se mantiene alto en períodos de descanso como las vacaciones y que durante el año están tan ocupados con las obligaciones que no pueden ni quieren comprometerse afectivamente con nadie. Esta falta de interés resulta dañina y peligrosa, pero diseña y explica una tendencia mundial.

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con SILVINA KLAUZEN www.riojavirtual.com.ar

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