jueves, 8 de noviembre de 2007

valores, sentimientos y pensamientos en el aprendizaje

Muchas veces separamos el corazón del pensamiento pero lo hacemos por ignorantes. Los sabios nunca lo han hecho. Prueba de ello es el mensaje milenario.
Allí donde esté tu tesoro estará también tu corazón. (Mt 6, 21). Para aprender debemos, antes que nada, valorizar el aprendizaje, debemos tomar conciencia del valor de la educación en nuestra vida personal y en el destino de la humanidad entera. El mensaje de la sabiduría es muy claro e insistente al respecto. Se trata de la premisa mayor de un argumento que podríamos continuar así:
2. "Donde está mi tesoro está mi corazón" dice la sabiduría. A lo que la ciencia actual agrega: "y mi corazón está en mi cerebro".
En efecto, el antiguo mensaje no trata del miocardio anatómico sino del "corazón espiritual" que cobija los sentimientos, las emociones y las pasiones humanas. Los antiguos, es verdad, atribuían al órgano cardíaco las funciones que hoy sabemos se generan en los circuitos neuronales de las estructuras corticales y subcorticales del cerebro. Se trata de otro órgano corporal cuya complejidad supera nuestra imaginación y nos deja maravillados, que tiene más componentes que el cielo estrellado.
La transición histórica de un sistema a otro - del corazón al cerebro - fue iniciada en occidente por Descartes y produjo muchos cortes indeseados, el primero entre la sustancia corporal y la pensante, abriendo la puerta a un dualismo difícil de asimilar. El mismo Descartes insinuó un salida con la propuesta de una tercera sustancia, que era "a la vez" pensante y corporal, una "mezcla" llamada "hombre", cuyas propiedades se encargó de enumerar en detalle en sus famosos tratados del hombre y de las pasiones. A pesar de ello el cartesianismo fracasó como programa filosófico aunque dejó muchas enseñanzas a las ciencias del hombre. Su pretensión de convertir a la glándula pineal en la interfaz del espíritu y la materia no pasó de ser ingenua pero la idea subyacente de encontrar una imbricación neurofisiológica entre los procesos racionales más elevados y los emocionales más ligados al cuerpo, dio sus frutos. Nos permitió introducir el "corazón" con sus pasiones y sentimientos en la intimidad del cerebro con sus pensamientos y raciocinios.












































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con SILVINA KLAUZEN www.riojavirtual.com.ar

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