lunes, 12 de noviembre de 2007

El liderazgo de Ceferino desde el servicio

Los compañeros de Ceferino han reconocido que él tenía influencia sobre ellos, que ejercía un liderazgo importante. Sin embargo, este liderazgo no era fruto de una imposición sobre los demás. Ni siquiera de la “voz de mando” o de hacer valer una eventual capacidad de persuasión a través del magnetismo personal o la facilidad para el discurso. No, Ceferino tenía un liderazgo hecho de mansedumbre y servicialidad. Ante todo, influía con su presencia, con su testimonio y con su ejemplo. Y luego, por su actitud de servicio. En efecto, nunca pretendió ser servido, sino que siempre trató de “ser útil”. Tanto en el estudio, como en los recreos, como ayudando en la catequesis de sus compañeros, como orando por su familia y su tribu.
Pero además, Ceferino fue un adolescente con mucha capacidad de iniciativa, que no solamente no se dejaba llevar por la “corriente”, sino que era capaz de proponer e inventar, como cuando en Viedma inaugura y dirige las carreras de barquitos en los canales y acequias de la chacra que popularmente era conocida como “la quinta de los curas” o como cuando enseñaba a andar a caballo a sus compañeros.
Por otra parte, en todo esto tenía, como hoy suele decirse, “un perfil muy bajo”. No iba en busca de un protagonismo centrado en su persona, sino que era una forma de estar presente en todo, pero con la actitud de quien da una mano, de quien pone a disposición de los demás sus buenas cualidades, sin darse ninguna importancia, sin la más mínima pretensión del reconocimiento o el elogio.
En otras ocasiones su servicialidad adoptaba la forma del “buen samaritano”, como cuando en sus últimos momentos –sin pensar en sí mismo- consolaba al joven enfermo traído a su habitación y lo encomendaba especialmente al enfermero y a los sacerdotes que lo visitaban.

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con SILVINA KLAUZEN www.riojavirtual.com.ar

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