sábado, 11 de agosto de 2007

ANDANDO

Andar un camino es señal de desapego, y los magos enseñan que la
verdadera libertad está en el desapego. Una persona libre vive en el
espíritu, de la misma manera que el mago, y puede hacer mucho más
bien que el que podría hacer por fuera del espíritu. Nuestra
sociedad no acepta aún este punto de vista, porque usted y yo y
todas las personas a quienes conocemos hemos sido condicionados para
pensar de otra manera. Estamos apegados a todo y creemos que lo que
hace funcionar la vida es el apego.
Nuestro sentido de apego comienza con nuestra relación con esta
Tierra. Los mortales, dicen los magos, viven bajo la ilusión de que
son dueños del mundo y controlan su destino. Desde el punto de vista
de los magos, el mundo tiene un espíritu que supervisa nuestro
bienestar; vivimos al abrigo de ese espíritu y tenemos la capacidad
de forjar nuestro propio destino. Pero no es posible poseer o
controlar al espíritu. "¿Deseas poseer el mundo entero, no es así?",
le preguntó Merlín a Arturo.
"No, creo que no", replicó el muchacho.
"Ah, silo deseas, créeme. Ustedes los mortales son como la chispa
que ha de incendiar todo un campo algún día. La chispa parece
insignificante, pero se disemina cada vez más".
"¿Quieres decir que destruiremos el mundo?", preguntó Arturo.
"Eso depende. No es posible destruir el espíritu y si llegas a
considerarte un espíritu, te unirás al espíritu de la Tierra. La
alternativa es hacer caso omiso del espíritu y, si optas por ese
camino, esta Tierra no te interesará para riada. Su dolor no apelará
a ti".
Merlín señaló una gran roca. "Patéala", dijo. Arturo obedeció.
"¡Ay!", se quejó.
"Raro", comentó Merlín. "Fue la roca la que recibió la patada y, no
obstante, fuiste tú quien gritó".
"¿Qué tiene eso de raro?", se quejó Arturo, sospechando que el mago
lo había hecho patear más fuerte de lo que el había planeado.
"Esta fue una lección sobre el espíritu. Cuando pateaste la roca, te
lastimaste a ti mismo. La roca no protestó, porque la Tierra jamás
lo hace. Ella está segura en el espíritu. La lección de la Tierra
para ustedes, los mortales, es su seguridad en el espíritu. Pero si
sientes ira a causa de tu lesión, la cual la roca se limitó a
devolverte, tenderás a hacer caso omiso del espíritu. Querrás
aplastar la roca, destruirla y utilizarla para tu beneficio, todo
porque la Tierra es lo suficientemente gentil como para no gritar
cuando la lastimas".



Es parte de la naturaleza del espíritu no protestar. No hay forma de
lastimar al espíritu, y aunque los humanos hemos causado un daño
asombroso a la Tierra, el resultado final siempre será que
acabaremos dañándonos a nosotros mismos. No respetamos nuestro
propio espíritu. Nos vemos a nosotros mismos con temor e ira. "Has
perdido la fe en la fe", dijo Merlín. "Pareces no confiar en la
confianza". Lo que esto significa es que las cualidades del
espíritu, entre ellas el amor, la fe, la confianza, deben conocerse
y experimentarse para que sirvan de algo.
La mayoría de las personas batallan contra su voluntad; recurren al
miedo y a la ira porque sienten que esos son los caminos que les han
sido impuestos. La voluntad para vivir en paz depende de no dejarse
guiar por esas energías negativas, y eso sólo puede lograrse
siguiendo el sendero del mago. «Si deseas hacerle bien al mundo,
abandona todo tu egoísmo y conviértete en mago", decía Merlín. "Si
deseas hacerte bien a ti mismo, sé completamente egoísta y de todas
maneras conviértete en mago". Aunque esto puede sonar paradójico, en
últimas todo espíritu es espíritu. Todos vamos por el mundo como
individuos, pero también como parte de la Tierra. Por lo tanto, en
la medida en que nos reconquistamos, recuperamos al mundo.

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LIBÉRATE

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con SILVINA KLAUZEN www.riojavirtual.com.ar

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