
El que no ha reconocido a la Divinidad dentro de su propio yo
no es capaz de reconocerlo en los demás...La puerta que conduce al propio yo es la puerta que conduce a todo. En cuanto una persona entra en su yo,
descubre que ha entrado en todo,
porque, aunque somos diferentes externamente,
internamente no lo somos.
Externamente, todas las hojas son diferentes entre si.
Pero si una persona fuera capaz de penetrar en una sola hoja,
llegaría a la fuente del árbol, donde todas las hojas están en armonía.
Cada hoja, visitada por separado, es diferente;
pero cuando hayamos conocido una hoja en su interioridad
habremos llegado a la fuente de la que emanan todas las hojas y en la que se disuelven todas las hojas.
no es capaz de reconocerlo en los demás...La puerta que conduce al propio yo es la puerta que conduce a todo. En cuanto una persona entra en su yo,
descubre que ha entrado en todo,
porque, aunque somos diferentes externamente,
internamente no lo somos.
Externamente, todas las hojas son diferentes entre si.

Pero si una persona fuera capaz de penetrar en una sola hoja,
llegaría a la fuente del árbol, donde todas las hojas están en armonía.
Cada hoja, visitada por separado, es diferente;
pero cuando hayamos conocido una hoja en su interioridad
habremos llegado a la fuente de la que emanan todas las hojas y en la que se disuelven todas las hojas.